Ha sido una
de las medidas más reivindicadas por el colectivo de autónomos en los últimos
meses y parece que, finalmente, se ha hecho realidad: los emprendedores mayores
de 30 años que se den por primera vez de alta como
autónomos también podrán disfrutar de una bonificación
del 80% en la cuota de autónomos.
La ya
consabida “tarifa plana de 50€“, ideada en
principio para facilitar el emprendimiento a los más jóvenes, se extiende
ahora a la totalidad de aquellos que decidan montar su propio negocio. Una
medida de justicia y que se adapta a la realidad económica de nuestro país, en
la que tanto la falta de crédito, como el desempleo y la crisis afectan a todos
los rangos de edad. De hecho, hace ya unos meses que en éste mismo blog
ofrecimos 4 razones para
extender la tarifa plana a todos los autónomos y no sólo a los jóvenes.
De ésta
forma, y según anunció hace escasos días el Ministerio de Trabajo, la
medida estará recogida en la Ley de Apoyo al Emprendedor y su
Internacionalización, la cual se encuentra en la última fase de
tramitación parlamentaria. Así, se elimina el tope de edad a la hora de acceder
a la bonificación del 80% en la cuota de autónomos a la Seguridad Social
durante los 6 primeros meses y del 50% durante el
siguiente semestre.
Cabe
recordar que ésta bonificación se calcula aplicando el porcentaje a la base
mínima vigente para cada año, por lo que las
“tarifas planas” de 50 y 125€ al mes son aproximadas, y que
sus beneficiarios serán aquellos que cursen nuevas altas en el RETA y que no
hayan contratado a ningún trabajador.
A esto se
sumará, además, una bonificación del 30% en la cuota para
hombres menores de 30 años y mujeres menores de 35 una vez transcurrido el
primer año y durante los siguientes 18 meses.
Si bien es
cierto que la medida está encaminada a fomentar la creación de nuevas empresas,
no lo es menos que los problemas de liquidez también ahogan a aquellos que
llevan años intentando mantener a flote su negocio. Quizá es el momento de
comenzar a pensar en una reforma profunda del sistema de cotizaciones y la
solución podría pasar por la implantación de un modelo lineal de cotización en función del rendimiento de
la actividad.